La asertividad es considerada una habilidad social, e incluso una estrategia de comunicación, que se refiere a la expresión de los derechos y sentimientos personales (Lazarus, 1966) sin agredir a otros y sin permitir que nos agredan. Dentro de los estilos de comunicación / relación interpersonal, se encuentra entre el estilo pasivo y el agresivo, permitiendo transmitir de manera clara las opiniones y necesidades sin avasallar a nadie ni tampoco resignarse en una situación dada.
Es considerada una característica de la conducta, con lo cual altamente entrenable para desarrollar habilidades sociales, adquirir una comunicación socialmente efectiva y lograr transmitir los mensajes y opiniones de manera adecuada sin defenderse con agresión o pasividad frente a personas poco colaboradoras o razonables.
Son muchos los cursos existentes para desarrollar la asertividad, fundamentalmente para el ámbito laboral / la competencia profesional / mundo empresarial, abocados a que la persona pueda defender sus derechos en un momento específico y de forma adecuada sin desconsiderar los derechos del otro. Pueden imaginarse que en el mundo actual que vivimos éstos son y se venden como "pan caliente" ya que fortalecen las negociaciones exitosas.
Podemos entrenarnos específicamente en una comunicación asertiva y todos sus componentes (Roman y Bellack); por ejemplo:
- Componentes verbales: duración del habla, retroalimentación, preguntas (las mismas demuestran interés por lo que está diciendo el otro)
- Componentes no verbales: posición corporal (la persona asertiva adopta una postura cercana y erecta), la mirada (fijación de la mirada cuando se habla del 40% y cuando se escucha del 75%)
- Componentes paralingüísticos: el volumen de la voz, el tono, la fluidez (las vacilaciones y repeticiones dan impresión de inseguridad)
También son extensos estos entrenamientos para desplegar esta estrategia de comunicación en el área de la autoestima, los cuales a mi criterio, muchas veces promueven a que se malinterprete como "llevarte bien con todo el mundo sin dejarte pisar" o "cómo estar por encima de los demás y ganar"; y acá es donde considero que aparece un profundo olvido a la esencia de la asertividad donde las dos partes involucradas cuentan y el espíritu reinante ha de ser el respeto.
En el mundo de las relaciones personales siento y pienso que la asertividad es muy rica, entendida desde la ausencia plena de manipulación y transmisión nítida. Se genera un lenguaje congruente, donde los gestos, la mirada, expresión facial y corporal acompaña todo el ser: siento, pienso y hago alineados. En otras palabras, la asertividad es una consecuencia directa alcanzada con nuestro propio trabajo personal en co-existencia (¡no somos islas!).
En resumen, está estupendo el entrenar la asertividad como una habilidad social, mas es mi criterio que tarde o temprano podemos patinar en nuestra vida personal; ahora bien, si la obtenemos como consecuencia de un proceso interno y de favorecer el encuentro genuino con el otro, ¡nos la llevamos puesta a todos lados!
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