Naturalmente respondemos a la realidad, lo que ES, en nuestras relaciones, en nuestra vida personal, social y laboral, con nuestra propia y personal mirada del mundo. Sabemos que ante un mismo hecho, tenemos tantas interpretaciones y reacciones como personas hayan presenciado el mismo.
Para captar lo que ES, hemos de despojarnos de lo propio; darnos cuenta de cuánto estamos poniendo de nosotros mismos. Es todo un entrenamiento, ya que no nos sale espontáneamente, y altamente eficaz poseer este conocimiento para evitarnos conflictos, sobrecogernos con emociones que pueden llevar a ser invalidantes (enojo, miedo, angustia) y enriquecer nuestro bienestar para beneficio propio y de nuestras relaciones.
El saber que estamos más conectados a nuestra visión de las cosas que a las cosas mismas, puede evitarnos muchos sinsabores, disgustos y sufrimientos.
Es inevitable que pongamos naturalmente nuestro propio tinte a cuanto nos pasa, a cuanto vivimos. Por ejemplo, suena una música y para una persona puede ser agradable y generarle alegría y para otra, despertarle tristeza por algún recuerdo.
Nuestros recuerdos, anhelos, temores, "rollos mentales", dan color a la situación real que acontece. Por supuesto que captamos la realidad externa, mas sepamos que somos protagonistas en la forma en que nos alcanza, nos influye y nos toca.
Si tenemos en cuenta esta cualidad humana, cuando nos veamos sacudidos emocionalmente, cuando una situación tome en nosotros dimensiones difíciles de soportar, incluso hasta llegar al cuerpo con todos los síntomas que conocemos (migrañas, contracturas, dolencias gástricas, hipertensión, ...), seremos grandes colaboradores de nuestra salud física y emocional, de nuestra calidad de vida, si tomamos un tiempo para diferenciar lo que realmente pasa y cuánto ponemos nosotros mismos en lo que nos pasa.
Regalándonos este tiempo, aprenderemos poco a poco a fomentar una actitud positiva interna, a no tomarnos todo tan dramático. Es una manera de gestionar nuestras emociones, no sumergirnos en situaciones vitales que transitamos con padecimiento y creemos que no tenemos salida. Podremos evaluar "lo que ES", y si es necesario actuar, tomar las decisiones adecuadas.
Como ves tu mundo, ¡así te influye!
Para despedirme en este hoy, les recuerdo un antiguo cuento: Un Señor vio trabajar a tres picapedreros y le preguntó a cada uno que estaba haciendo.
- El primero respondió: "estoy picando piedra"
- El segundo, "estoy llevando comida a mi casa"
- El tercero, "estoy construyendo una catedral"
La realidad es una; ¿Qué actitud decides ponerle?
¡Lo mejor para todos!
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
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