Tener un rico repertorio emocional nos provee de un mayor grado de vivencia y experiencia vital, profundo contacto y calidad en nuestras relaciones. Recordemos que las emociones primarias son con las que venimos equipados desde nuestro nacimiento, poseyendo cada una su función de supervivencia (miedo, afecto, tristeza, enojo y alegría).
Las emociones de desarrollo son éstas primarias que se van desplegando y tomando matices e intensidad variada, pudiendo con ello aumentar nuestro registro emocional al crecer internamente, fortalecer nuestra autoestima, ir más allá de nuestro "Yo" y conectarnos con los otros seres humanos.
¿Para qué nos sirve tener un mayor registro emocional?: para ser más claros, para expresarnos emocionalmente, nuestra experiencia vital se enriquece y nuestras relaciones y vínculos tienden a ser nutritivas (ya que detectamos con mayor rapidez lo que emocionalmente nos intoxica).
Les doy un ejemplo de una emoción primaria y su paso a emociones de desarrollo, funcionales y disfuncionales:
Emoción primaria: Afecto. Su función es la vinculación.
Emociones de desarrollo del Afecto: Amor, ternura, aceptación, agradecimiento, apoyo, compasión, comprensión, empatía, simpatía, solidaridad.
Emociones disfuncionales del Afecto: dependencia, sumisión, sometimiento, aislamiento.
Les recuerdo que lo que denomino analfabetismo emocional no significa que la persona no sienta las emociones, sino que no puede nombrarlas; no posee un registro que unifique lo que siente con la conciencia, y por ende con la expresión verbal; aparece un escaso darse cuenta de qué es lo que siente. Esto conlleva también a una pobre expresividad emocional, lo cual influye en los vínculos.
Con gran frecuencia vamos anestesiando nuestras emociones para protegernos, llegando a sacarlas de nuestro repertorio emocional, amputando nuestra experiencia vital. Obviamente para poder acceder nuevamente a ellas hemos de solucionar la causa o causas que nos llevaron a ésta anestesia y pasar a sentirnos con herramientas para cuidarnos sin pagar el precio de opacarnos emocionalmente. Los motivos más frecuentes son:
- Miedo al rechazo al expresar algunas emociones; ya sean emociones de enojo, tristeza o amor.
- Falsas creencias sobre algunas emociones; creer que sentir tal o cual emoción (por ejemplo envidia, enojo) es "malo".
- Perfeccionismo / control emocional. Considerar que expresar emociones es una demostración de vulnerabilidad (enojo, ansiedad, angustia, tristeza).
- Dependencia emocional; se van eliminando muchas emociones del propio repertorio con el objetivo de asegurarme permanecer al lado del Otro, expresar lo que considero que es deseado por la otra persona.
Ponerle nombre a lo que sentimos, enriquecer nuestro alfabeto emocional, nos genera una mayor riqueza en nuestra experiencia vivencial propia y en nuestras relaciones, nos ofrece una comprensión más clara sobre lo que nos pasa cuando nos pasa y reflexión sobre la situación acontecida. ¡Tengamos presente que podemos sentir más de una emoción a la vez!
Para los que deseen ir puliendo su detección en las emociones, les recomiendo Sensibilización Cuerpo y Emoción.
A veces, "no sabemos lo que nos pasa y éso es lo que nos pasa" (Ortega y Gasset).
Dra. Aida Bello Canto
Psicología y Gestalt
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