Aunque no la nombremos con frecuencia ni empleemos el término, la misma nos habita y acompaña en cada objetivo deseado; mas si aumentamos nuestro registro emocional y usamos más la palabra, deja de ser tan difusa y vaga para tomar mayor presencia con su fuerza vital.
Dentro de los muchos estudios y ejemplos de la importancia de la Esperanza, permítanme recordarles el libro "El hombre en busca de sentido", de Viktor Frankl, donde nos muestra cómo la esperanza fué lo que mantuvo vivos a los prisioneros de los campos nazis. Es un sentimiento que nos "mueve hacia".
En este presente que todos transitamos, tan difícil y único en nuestras vidas, con todas las emociones que nos acompañan y se despiertan en su variedad día a día (miedo, cansancio, enojo, ...), se torna importante poder recordar que la esperanza es un ingrediente para añadir a nuestra receta vital actual . ¿Cómo tenerla? a mí se me ocurren dos cosas, Usted tendrá sus propias vías, y ¡qué bueno!: 1) afianzarme en que estoy haciendo lo adecuado para cuidarme a mí y a los demás para ayudar a que esta situación se vaya frenando y mejore día a día, y 2) recordar que todo pasa, ¡Todo Pasa!
Claro está que hay situaciones donde tener esperanza es poco aconsejable, pues se acude a ella para evitar confrontar ciertas realidades, como pasa en la etapa de negación de un duelo, de una ruptura en un vínculo que dió sus señales previas de "no va más". Puede funcionar por un tiempo como un salvavidas en un naufragio ... mas el naufragio aconteció.
Así como el exceso de esperanza nos puede llevar por caminos con erradas expectativas, la ausencia de la misma logra que no nos esforcemos ni seamos creativos en búsqueda de opciones dando por hecho que no nos conducen a nada.
Cuando reconoces tus deseos y te los propones: ¡ahí también ya hay esperanza!, y ponte en acción en cada uno de ellos; solamente el desearlos no logrará que se concreten. Hablo de pequeñas cosas que son muy importantes; no me refiero a que definas el gran proyecto de tu vida!
Intento rescatar nuestra gran posibilidad de ser protagonistas de nuestro bienestar, para bien propio y para bien de cuàntos nos rodean. Recordar que podemos aportar nuestro granito de arena en eso que tanto decimos y escuchamos: aumentar calidad de vida; y tener presente que nuestra actitud positiva aumenta la salud física, emocional y mental.
Para los que quieran les sugiero la lectura de Sé Jardinero/a de tu Actitud Positiva.
El sumar esperanza, el trabajar en la propia actitud positiva, no significa que no registremos lo que no nos gusta, que no veamos cuánto acontece ingrato en la vida, sino que desarrollamos mejores herramientas para enfrentar dichas situaciones. Además, entrenamos nuestro cerebro a percibir lo que hay, y no pararse en la que falta.
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
Gracias! Muy oportuno!
ResponderBorrarM.
Me alegro mucho M. Gracias!
BorrarUn cordial saludo,
Aída