Existen cinco emociones básicas que todos tenemos, no siempre balanceadas, que son necesarias para conectarnos sanamente con la vida. Cada una de ellas posee una función y muchas veces nos señala una necesidad sentida, la cual si la escuchamos y atendemos nos mejora la existencia.
Éstas son:
- Alegría
- Afecto / Amor
- Enojo
- Tristeza
- Miedo
El que sean “básicas” no quiere decir que las detectemos rápidamente y con facilidad; muy al contrario, podemos encontrar que alguna de ellas no está en mi “menú de opciones”; el reconocer mi dificultad para darme cuenta cuándo la siento ya es un gran paso para saber hacia dónde he de estar atento/a para poder aprender a descubrirla y satisfacer mi necesidad vital. Te voy a proponer un rápido ejercicio después para que veas hacia dónde focalizar.
A la dificultad de reconocer y nombrar una emoción yo la denomino analfabetismo emocional, que disminuye la capacidad de la persona de conectarse con el mundo, consigo mismo y con los otros, con el arcoiris de emociones que tenemos. Esto afecta mucho los vínculos (Ej: hay quien no reconoce la ternura; otros confunden tranquilidad con melancolía). Por supuesto que el analfabetismo emocional puede destrabarse y aprenderse; lo veremos en otro momento.
Pasemos a las emociones básicas y su función:
La alegría nos conecta con la energía vital. Sirve como motivación para la vida (relaciones, logros), y se demuestra en el cuerpo energizado por aumento de las endorfinas y el sistema inmunitario.
El Afecto/ Amor nos vincula con los demás seres humanos. Es esencial para relacionarnos y “nos mueve hacia el otro”. Somos seres en comunidad y recordemos cuánto nos fortalece el estar en conexión con nuestro medio.
El Enojo nos ayuda a poner límites. Sirve para atravesar un obstáculo e intentar lograr el objetivo. Para lograr que sea funcional y no destructivo recomiendo el post de “Descargando … en un almohadón”.
La Tristeza nos ayuda a retirarnos. Muchas veces necesitamos esta retirada para poder cerrar situaciones internas y externas. El darnos permiso para la misma, nos ayuda a seguir adelante.
El Miedo nos avisa que nos faltan herramientas para enfrentar una situación; es una señal. Por ejemplo, si no sé nadar y camino cerca de una pileta me avisa “Camina lejos”, me cuida.
Para que veas cómo estás de estas emociones básicas, te propongo el siguiente ejercicio: Anota en forma de lista las cinco emociones, y vas a darle un número a cada una de ellas según la claridad con que detectes esta emoción en tu vida. La numeración va del 1 al 5, siendo el 1 para la emoción que prácticamente no detectas en tu vida y el 5 para la que claramente detectas su presencia (esto no tiene que ver con que te guste o no dicha emoción). Por ejemplo, si yo prácticamente no detecto el miedo cuando lo siento, le doy un 1 y lo escribo al lado de Miedo. Si detecto el enojo, pero tardo un poco en registrarlo, le puedo dar un 3. Si me doy cuenta de inmediato que aparece la tristeza, le doy un 5.
¿Te animas?
Ponle foco a las emociones con puntuación baja y fíjate en la necesidad que no estás cubriendo.
Y si tienes ganas de aprovechar este ejercicio con alguna persona importante para tí, hazle este mismo ejercicio y compara las listas de ambos. Las emociones que han de tener más parecida puntuación son el afecto y el enojo, que hablan de la necesidad de vincularse y la puesta de límites. ¡Bueno para compartirlo!
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
No hay comentarios.:
Publicar un comentario