Las emociones poseen funciones esenciales en nuestra vida, operando cual brújula interna que nos orienta sobre nuestra experiencia con el medio que nos rodea, señalándonos necesidades propias y nos motivan e impulsan. Ya hemos visto cómo cada una de las emociones de primarias (Afecto, Enojo, Alegría, Miedo y Tristeza) tiene un propósito específico para vincularnos, poner límites, conectarnos con la vitalidad y satisfacción, buscar las herramientas que precisamos en situaciones determinadas y buscar el necesario recogimiento para procesar ciertos momentos personales.
Así mismo acontece con las emociones secundarias o de desarrollo, que nos amplían el arco iris de posibilidades de contacto con nosotros mismos y con los demás. Sobre este tema me he referido a la necesidad de desplegar nuestro alfabeto emocional para enriquecernos, poseer mayores herramientas frente a avatares, nutrir una positiva actitud y ampliar nuestra comprensión para con nosotros mismos y para con los demás.
Cuando no escuchamos sus señales, nuestras emociones no cumplen su función, se pueden tornar tóxicas; hay muchas razones para que esto acontezca, entre varias: por anestesia emocional, por no poder reconocer lo que se siente, por experiencias pasadas no resueltas, por creencias o mandatos, etc, pudiendo pagar un precio con nuestro cuerpo, ya que las emociones poseen su sostén orgánico. Recuerden que no hay ninguna emoción que acontezca, que no sea registrada por el cuerpo antes.
Pues bien, ya que nuestras emociones y nuestro organismo están íntimamente relacionados, al incidir en uno, la otra parte se ve directamente afectada, veamos la otra puerta de acceso - la orgánica/ nuestro cuerpo- para generar emociones que nos aportan mayor bienestar. Esta puerta son los neurotransmisores. Veamos tres (son muchos):
Endorfinas: Son llamadas las moléculas de la felicidad porque nos conectan al disfrute de la vida, nos sentimos satisfechos y gratos con lo propio y lo que nos rodea, y ayudan a tener una actitud positiva frente a las crisis.
Bajas endorfinas: estas personas se ven afectadas más por los avatares de la vida, se desbordan más fácilmente, se sienten más tristes.
Dopamina: Este neurotransmisor está ligado a las emociones de la alegría, la confianza, entusiasmo, optimismo y vitalidad.
La falta de ella puede influenciar en la aparición de la tristeza, la duda, el miedo y tendencia a tomar una actitud negativa frente a los hechos.
Serotonina: Influye directamente en la expresión de las emociones. Su falta incide en la depresión, la ansiedad, el control del sueño y la alimentación.
¿Cómo podemos ayudar a segregar estos tres neurotransmisores?
Actividad física: Un estudio de la Universidad de Uppsala (Suecia) publicado en la revista Neurobiology of Aging, demostró la importancia de un estilo de vida que incluya actividad física para segregar endorfinas y mantener una buena salud cerebral. Comprobaron el aumento de la sustancia gris en el lóbulo parietal y en la zona de Precuneus que está relacionada con el Alzhéimer.
En los tiempos que transitamos quedándonos en nuestras casas, puedes acudir a YouTube para encontrar muchísimos videos que nos facilitan tener actividad física ¡y para todos los gustos!
Lenguaje musical: Con la música logramos cambios de ánimo (he hecho referencia a ello en el "Poder de la Música"), ya que incide en nuestras emociones a través de la secreción de los tres neurotransmisores antes mecionados. El departamento de Psicología de la Universidad de Groningen, Países Bajos, elaboró tras sus investigaciones, una lista de 20 canciones; ubicaron qué segregaba cada canción. Ejemplos:
- "Birthday", de Kate Perry, estimula la secreción de dopamina.
- "Wake me up" de Avicci, genera endorfinas.
Sencillamente, ponte en algún momento del día una música vital, activa!
Activar los nervios de la piel: ya que liberan endorfinas. Como ejemplos: masajes, caricias, tomar sol, los abrazos. Si vives solo/a, pues date masajes en los pies, por ejemplo, ponte crema en el cuerpo, ...
Otras maneras con las cuales segregamos endorfinas y dopamina:
Bailar
Reir y sonreir
Relajación
Cantar
Comer chocolate (si, ¡comer chocolate!).
¡Empieza por alguna de ellas!
Deseándote lo mejor,
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
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Gracias Doc!! Muy útil, como siempre.
ResponderBorrarSaludos,
Rodrigo
Muchas gracias por su comentario. Me alegro de que sea útil!!
BorrarUn cálido saludo,
Aida