No solamente estaré en mejores condiciones de expresarme emocionalmente, reducir mi analfabetismo emocional, sino que nutriré mis vínculos, aportaré mayor claridad a la manera de relacionarme, detectaré más fácilmente lo tóxico y me encontraré con mayores posibilidades de elegir. La coherencia entre lo que pienso, siento y hago se tornará más presente, lo cual conduce a un profundo alivio.
Aumentar el registro corporal emocional nos favorece el ir restando anestesia a aquellas emociones que han quedado afuera de nuestra conciencia, por muy variadas causas; tomar contacto con una emoción, vivenciarla corporalmente, sentir la misma y cómo se presenta con sus señales claras físicas, abre una vía regia al darse cuenta de que está presente alguna emoción, aunque sea nueva, "rara" por desconocida o incluso empezar a discriminarlas entre sí. Apoyarme en mis sensaciones corporales me facilita aprender a nombrar lo que siento cuando lo siento. Estaré en mejores condiciones de expresar mis emociones, entenderME en mi sentir; lo cual no es poca cosa pues con alta frecuencia una persona puede padecer creyendo que siente una emoción y lo que que hace es utilizar el nombre conocido de otra muy distinta.
La confusión de emociones acarrea frecuentemente buena dosis de sufrimiento, y esto acontece cuando la persona no puede, no sabe, nombrar realmente su sentir y lo que hace es confundir sentimientos. Un ejemplo de este padecer del que hablo es nombrar angustia en lugar de registrar "estar conmovido/a". Cuando se le ofrece el espacio ( recuerden la importancia de darse tiempo para darse cuenta) a este ser para que permanezca con su emoción a la que nombra Angustia - y por ende la siente como tal- y se le pide que empiece a describir cómo lo siente, lo que describe es un gran caudal emocional, el pecho más abierto, cierta ternura y alta sensibilidad; termina diciendo Estoy conmovido/a. El llanto - si lo hay- y toda su expresión corporal cobra otra dimensión interna en su sentir, habilitándose a conmoverse. ¿Y saben qué? la esencia que reside en este conmoverse, suele ser ternura y alegría, ¡cuán distinto a la angustia!
Otras tantas veces, lo que es nombrado como angustia es enojo o incomodidad frente a una situación o persona. Y si posee problemas para nombrar y detectar enojo o incomodidad en el grado que sea, tendrá problemas a la hora de poner límites.
En Gestalt trabajamos de muy diferentes maneras la sensibilización corporal (toda emoción es registrada primero en el cuerpo). Les facilito un video de un ejercicio de Sensibilización corporal, con las manos, para que puedan ir entrenándose e indagando en sus emociones: cómo las expresan, si al recibir el "espejo" de su expresión emocional con las manos pueden darse cuenta si les llega de la manera que Ustedes sentían o no, ¿transmití lo que quise o expresé otra cosa? En este ejercicio muestro cinco emociones: tranquilidad, enojo, miedo, alegría y ternura. Cuando lo hagan, los convoco a que vayan probando diversas emociones. Ésto es una muestra, y solamente utilizamos las manos ... imagínense el trasladarlo a los gestos, a todo el cuerpo, expresiones faciales, tono de voz, etc.
Para comunicarnos con claridad y coherencia he de integrar mi sentir y transmitírselo a la otra persona; si poseo dificultad en saber lo que siento o en expresarlo, indefectiblemente mi comunicación se ve mermada. Si me enriquezco emocionalmente, me nutro en lo personal y lo traslado al modo de conectarme con el Otro, con el mundo.
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
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