Una vez que detectamos una necesidad y en su camino para satisfacerla es que aparecen nuestras dificultades de muy diversa índole, evitando que logremos satisfacerla. Esencialmente por tres razones:
- introyectos (mandatos)
- situaciones dolorosas en nuestra historia
- temas inconclusos
Maslow (1973) afirmaba sustentado en sus investigaciones, que si en una persona hay una dificultad/deficiencia de larga data en satisfacer una necesidad básica, sea tanto de tipo fisiológico como psicológico, la probabilidad de enfermar aumenta. Veamos la otra cara de esta afirmación: entre mejor cubiertas tengamos nuestras necesidades y nuestro grado de satisfacción sea más alto (este grado tiene mucho que ver con tomar lo que HAY, lo mejor de lo que tenemos disponible a nuestro alcance), nosotros como personas seremos más saludables y nuestra vida interpersonal, nuestras relaciones, serán más constructivas.
No cabe duda de que una persona que se siente satisfecha en sus necesidades (estoy refiriéndome a las necesidades básicas orgánicas y las que indican las emociones de supervivencia) se encontrará en mejores condiciones de ser flexible, tolerante y mayor ajuste creativo ante las situaciones difíciles de la vida.
Lo que nos suele pasar con alta frecuencia es que nos ponemos un poco tercos en la búsqueda y "deseo" de satisfacer nuestra necesidad. Por ejemplo, sentimos la necesidad de afecto, emoción primaria que nos promueve vincularnos, y supongamos que lo que imagino es que una pareja es la que podrá satisfacer esta necesidad. Ubico en una específica persona la satisfacción de mi necesidad de contacto físico, de comunicación, de compañía, etc. Dejo de lado la posibilidad de satisfacer esta necesidad con otros seres que tengo a mi alrededor. Esta terquedad a la que me refiero se hace más presente en los vínculos tóxicos, o en el aislamiento pleno, donde doy por hecho que nadie podrá satisfacer mi necesidad de afecto.
En el camino de crecimiento, en el profundo deseo de habitar el bienestar interno y con el afuera, nutrirnos y generar relaciones nutritivas, hemos de revisar nuestro detector de necesidades, qué hacemos y cómo lo hacemos para satisfacerlas. ¿Somos tercos? ¿Cómo y cuándo aparece nuestra terquedad?
Darnos cuenta de lo que hacemos y cómo lo hacemos, es el primer gran paso. Y para darnos cuenta, hemos de darnos tiempo ...
Para despedirme en este hoy les recuerdo que para elevar nuestro grado de satisfacción que redunda en salud, mejor actitud frente a imponderables o dificultades, fortalece nuestra flexibilidad y tolerancia, hemos de tomar lo que hay en nuestro entorno (retiramos nuestra mirada de lo que falta), abrazando lo mejor de lo disponible a nuestro alcance, que podrá no corresponder con mi "ideal", mas si es lo suficientemente bueno para lograr que mi necesidad quede satisfecha.
¡Te deseo lo mejor!
Dra. Aida Bello Canto
Psicología y Gestalt
Dra. Aida Bello Canto
Psicología y Gestalt
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