Si llevamos esta tendencia hacia lo negativo al presente de nuestras vidas y a lo personal (salimos de la mirada evolutiva) podremos darnos cuenta de que muchas de nuestras conclusiones de vida sacadas en un momento dado de nuestra historia (por ejemplo: "No sientas afectos, sentimientos profundos; así no te harán daño") nos ayudaron a transitar etapas difíciles y/o traumáticas. Esto acontece con todos los mecanismos de defensa que poseemos, nos ayudan, nos asisten en un momento dado; mas, ¿qué pasa cuando los seguimos empleando traspasada esa etapa?
Pueden imaginarse que se vuelven obsoletas, disfuncionales, esas conclusiones de vida pues ya no cumplen su función de protegernos, y en la mayoría de los casos nos impiden entrar en contacto con partes internas muy ricas y nos alejan del mundo de alguna manera.
Pongamos un ejemplo:
A lo mejor siendo niño/a aprendí a "tragarme" mis enojos o mi angustia, para pasar desapercibido/a en mi ambiente y así evitar maltrato o violencia de algún tipo (esta mecanismo de "tragar y guardar adentro" lo llamamos en Gestalt, retroflexión). ahora bien, una vez adulto/a sigo haciendo lo mismo: en cada situación interpersonal que me genere enojo o angustia por los motivos variados que sean (maltrato, abuso, descalificación, etc) en lugar de comunicar mi desagrado, mis emociones, expresar lo que siento, lo que hago es callarme. vuelvo a "tragarme" mi enojo o mi angustia.
Vemos que mi reacción es atemporal, como si fuese aún aquella niña, no he aprendido a cuidarme, a poner límites y a expresar mi genuino sentir. Este tipo de respuesta no me sirve ya en mi vida presente y supone un inconveniente para enfrentar la mayoría de los desafíos cotidianos, e indefectiblemente me obstaculiza el aprovechar mis posibilidades vitales.
La neurología actual nos insta a contrarrestar estos mecanismos mentales negativos, si deseamos conectarnos con el bienestar, con nuestras inmensas posibilidades y percibir los aspectos positivos de nuestra vida.
Todo, todo ¡todo! está en nuestro cerebro (químicos, pensamientos, emociones); desde lo más fabuloso hasta las miserias humanas, y tenemos las llaves para poder elegir el bienestar, la sabiduría o la infelicidad, el mal-Estar. Es a través del aprendizaje y el entrenamiento, en sus múltiples versiones y expresiones, que podemos modificar esta tendencia hacia lo negativo. Está en nuestras manos el cambiar los procesos mentales para percibir con mayor facilidad los aspectos y acontecimientos positivos de nuestra vida.
¡Qué alivio!
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
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