El
hablar no implica necesariamente que nos comuniquemos.
Podemos llenar de palabras un espacio de tiempo o que nos hablen
largo rato, y al final no nos dimos a conocer o no mostramos
realmente cómo estamos, cómo pensamos o sentimos en ese momento; también
podemos irnos sin saber cómo esta el otro o cómo se siente.
Es de
suma importancia lograr una franca comunicación pues ella nos acerca
a los demás, fortalece nuestros vínculos, nos damos y nos mostramos
siendo quienes somos y desde ahí entro en real contacto con el otro; potencio el encuentro.
Las
palabras son una de las muchas herramientas poderosas que poseemos
para relacionarnos, favorecer nuestros vínculos, lo cual no es poca cosa ya que vivimos en una
época donde escuchamos con alta frecuencia quejas sobre la soledad o
el sentirse incomprendido.
Seamos honestos con nosotros mismos y revisemos la calidad de nuestra comunicación: ¿digo lo que realmente quiero decir? ¿Mis palabras muestran con coherencia mis pensamientos y sentimientos? ¿Me comunico con el otro con honestidad o evado el mostrarme por miedo a lo que piense el otro, por ejemplo?
Seamos honestos con nosotros mismos y revisemos la calidad de nuestra comunicación: ¿digo lo que realmente quiero decir? ¿Mis palabras muestran con coherencia mis pensamientos y sentimientos? ¿Me comunico con el otro con honestidad o evado el mostrarme por miedo a lo que piense el otro, por ejemplo?
Son
variadas las causas por las que evitamos una buena comunicación, y
en esencia necesitamos una buena autoestima para lograrla. No es una
fácil tarea, mas es un gran paso el reconocer en nosotros mismos la
calidad del cómo nos comunicamos y si decimos
realmente lo que queremos decir. Así tomamos la dosis de
responsabilidad que tenemos en la calidad de nuestros vínculos,
nuestras relaciones, y desde ahí sí tenemos mucho para mejorar y
fortalecer nuestro encuentro con el otro, suavizando paulatinamente y
mejorando tantos sentimientos, muchas veces dolorosos, de
aislamiento, soledad, incomprensión.
Las
palabras influyen en las relaciones afectivas y en la forma en que la
gente puede funcionar entre sí. Las palabras que usamos también tienen
consecuencias en nuestra salud, lo que nos decimos a nosotros
mismos pone en funcionamiento nuestro cerebro con todo su arsenal
químico.
¿Cuantas
veces suponemos lo que el otro nos quiso decir en lugar de lo
que nos dijo realmente? Y reaccionamos en base a esas suposiciones,
nos “hacemos la cabeza”. Cuánto más fácil sería el corroborar
con el otro lo que estamos suponiendo, y darle la oportunidad de que
nos lo confirme o nos saque del equívoco.
Si deseamos mejorar nuestras relaciones, queremos fortalecer nuestros
vínculos, un camino regio para ello es prestar atención a nuestra
forma de comunicarnos; vernos a nosotros, es toda una tarea, mas
poseemos las riendas para implementar una transformación.
Les recuerdo la importancia de la calidad de las palabras que utilizamos: tienden a ser positivas o negativas? Para estar atentos!!
Precioso día para tí!!
Dra. Aída Bello Canto
Psicología y Gestalt
Muy claro, como siempre!
ResponderBorrarGracias.
Maria Eugenia
Gracias a Usted!!
BorrarSaludos,
Aìda