La exigencia interna cuando no es revisada por la persona, tiende a generar insatisfacción y una buena dosis de auto-reproche, ya que haga lo que haga el portador de la misma sentirá que nunca alcanza, siempre "falta algo", puede ser mejor; o, como ya es sabido todo esto de antemano, quedarse en muchas instancias inactivo/a, sin empezar lo que desea o planifica pues visualiza con anticipación el fracaso (o al menos un resultado inferior al "debido"). Nos encontramos con una exigencia tóxica.
¿A qué me refiero a que esta exigencia interna ha de ser revisada? a que en sí misma la exigencia es una introyección de mandatos, órdenes y creencias que todos traemos de "allá y entonces" (como decimos en Gestalt), y la necesidad interna de cumplir estos mandatos hace que no nos tengamos en cuenta a nosotros mismos, cómo somos y qué necesitamos nosotros. Revisar estos mandatos para quedarnos con lo que nos sirve y transformar lo que muchas veces nos inhabilita, nos facilita el bajar a la realidad personal esta especie de Exigidor interno.
Tenemos bastante claro el tema de la manipulación interpersonal; al menos hemos tratado desde diferentes lugares los vínculos tóxicos en las relaciones, cómo aparecen diversos estilos de manipulación para que una persona logre o intente lograr su objetivo sin tomar en cuenta a la otra persona. Pues bien, de alguna manera la exigencia tóxica es para mí, una auto-manipulación. Una forma en que nos imponemos hacer, desde el "tengo que", la obligación, sin consultarnos profundamente qué es lo que precisamos.
Nos movemos adentro con dos aspectos idénticos que los que aparecen en la manipulación entre dos personas: el manipulador y el manipulado (exigidor - exigido). El manipulador se encarga de que el manipulado ejecute los mandatos, y en caso de no hacerlo se encarga de generar sentimientos y sensaciones de angustia, culpa, desvalorización (entre otras), pudiendo llegar hasta repercusiones físicas. En definitiva, nos maltratamos internamente.
Mi propuesta es que podamos revisar cómo se encuentra adentro nuestro esta auto-manipulación, y en caso de necesitarlo, el favorecer la trasnformación de la exigencia que maltrata a la exigencia como aliada. Para no abrumarlos, lo haré en dos veces: hoy y la semana que viene.
Para empezar a desactivar este maltrato interno, hemos de revisar qué es la exigencia para mí. Esto es importante, ya que cada uno va a encontrarle un significado. Sugiero tomar un papel y lápiz y empezar a escribir "para mí, exigencia es ...", ejemplos:
- cumplir órdenes
- ser responsable (no desde nuestra acepción semántica en Gestalt, sino desde obligación)
- hacer lo que corresponde
- ser perfecto
- es hacerlo TODO
- cumplir; los deseos no cuentan.
Una vez que tengas lo anterior hecho, por favor, piensa qué beneficios te reporta cuando has logrado cumplir con tu exigencia (¡porque cada tanto lo logramos! el tema es que no siempre podemos sostener ese "target" y ahí viene el maltrato).
Ejemplo: cuando hago TODO lo que tengo que hacer, me siento que soy eficaz (buena persona, responsable, confiable, aceptado/a, etc).
Escríbelo al lado de tu definición, por favor.
Una vez que lo tengas, basta con dos, te sugiero que te sientes con ojos cerrados y repitas internamente tu propia definición de Exigencia ... date tiempo para ir tomando contacto con la sensación que te produce el repetir adentro "para mí exigencia es ...", va a ir apareciendo una sensación o sensaciones provocadas por lo que para tí es exigencia ... las cuales verás que son conocidas en tu vida cotidiana. Ejemplos:
- siento angustia
- opresión en el pecho
- nerviosismo
- agotamiento
- agobio y desgaste
- dolor de cabeza
- presión
Escríbelo en tu hoja de papel. ¿Te resultan conocidas estas sensaciones?
Hemos dado un gran paso en el darnos cuenta cómo es la exigencia para mí, qué suele pedirme - qué me exijo internamente cumplir-, el "premio" que recibo cuando lo logro y las sensaciones que me aparecen cuando no cumplo. Ya tenemos más de la mitad del camino recorrido en este proceso de transformar la exigencia que maltrata a la exigencia como aliada.
¡Seguimos la semana próxima! Guarda por favor tu hoja de papel, que la necesitaremos. ¡Gracias!
Y si la pierdes, ¡no te exijas! No hay problema ;)
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Hola Aida,
ResponderBorrarMuy interesante el tema abordado, ya que hay mandatos internos que aún sabiendo que no son "sanos", siguen rigiendo y generando mucha insatisfacción. En mi caso particular me resisto a los "tengo que" y al mismo tiempo me siento culpable al no hacerlo.
Ya empezé el ejercicio propuesto; quedo a la espera!
Gracias por estos aportes!
M.
Gracias por tu comentario M. así como compartir lo que te pasa con los tengo que. Los mismos han de ser masticados, y posiblemente alguna parte asimilar (la útil) para que la culpa no tenga espacio.
BorrarEste ejercicio propuesto busca esto.
¡Nos vemos!
Estimada Aida. Transformar la exigencia que nos intoxica es una tarea árdua y altamente necesaria por las consecuencias que acarrea, físicas y emocionales.
ResponderBorrarLos pasos propuestos agarran la madeja!
Gracias.
Att.
Rodrigo
Estimado Rodrigo.
BorrarPor tu comentario estimo que ya has trabajado en el tema, y sentido los efectos de una exigencia tóxica.
Gracias por tu comentario.
Y seguimos en la próxima!
Saludos,
Aida
¡Gracias por tu guía!
ResponderBorrarMientras sea útil, bienvenido sea!
BorrarGracias.
Muy bueno Aida!!! No me viene nada mal.
ResponderBorrarBeso!!!
Querido Claudio. ¡Me alegro!
BorrarY a todos nos viene de maravillas una revisión cada tanto.
Gracias por tu comentario.
Abrazo
Aida
¡Esto es para mí! Gracias.
ResponderBorrarW.
Pues qué bueno!
BorrarSaludos W.
Me pregunto...¿Cómo acallar las voces del autorreporche?
ResponderBorrarBuen día. Para acallar las voces del autorreproche, no hay otra que transformar el mandato que no estás cumpliendo. Tenemos un evaluador interno que se encarga de recordarnos la "falta", y una de sus maneras de hacerse "oir", es con el reproche.
BorrarTe invito a que hagas el ejercicio, esta parte del mismo, y focalízate en la regla que no cumples y por la cual te reprochas. Así vamos directo!
Un cálido saludo,
Aida
Hola Aida,
ResponderBorrarDifícil el cambio cuando el entorno espera que sigas siendo quien eres, que cumplas como lo has hecho y te ocupes de lo que siempre te has ocupado. Los exigentes facilitamos la vida a otras personas sin importarles el precio que pagamos.
Tengo mucho enojo! Cuando dejo de hacer lo esperado, siento que me castigan.
Gracias por el rayito de luz.
Z.
Hola Z,
BorrarDespacito ... despacito ... la transformación primero acontece adentro, para suavemente ir después generando cambios afuera. La reacción del entorno generalmente responde a la sorpresa y lo incierto del cambio. A los màs cercanos, es prudente o sabio ir compartiéndoles lo que nos pasa ... buena comunicación.
Y quizás, hasta nos ayuden!
Gracias por compartir!
Saludos,
Aida
Hola Aida. Muy interesante! Estoy re-escribiendo "el cuento que me cuento" y lo unifico mucho a esta transformación de mi exigencia.
ResponderBorrarGracias por acompañarme en estos pasos.
Saludos
Maria
Hola Maria,
ResponderBorrar¡Y es que están estos temas muy entrelazados!
Te felicito y te agradezco por compartirlo.
Un cálido saludo,
Aida
Hola Aida. Yo estoy trabajando mi columna vertebral con dolencias crónicas, desde el lenguaje del síntoma: la exigencia tomó cuerpo!
ResponderBorrarEsta lectura refuerza mi trabajo. Gracias.
Eres muy sabia al incluir en tu proceso el lenguaje del síntoma, ya que he querido mostrar la manera en que incide nuestra exigencia en nuestro cuerpo, cómo nos vemos físicamente afectados.
Borrar¡Te felicito!
Gracias por compartir!
Aida