Muchas veces no somos claros con otra persona, y no es porque deseemos confundir o complicar, sino porque sencillamente no estamos claros ni nosotros mismos ... aunque no nos demos cuenta de ello. Por supuesto que estoy hablando de los que nos encontramos en situaciones a resolver, internas o externas, y no nos ayudan ni las mejores intenciones; no me refiero a los que intencionalmente confunden o manipulan: aquì no existe autoengaño.
¿Cuál es la forma de encontrarse uno con el otro? ¿Cómo nos
manejamos con lo que nos sucede a nosotros internamente mientras se
da el encuentro? ¿Qué hace que nos apartemos del otro o queramos
dominarlo, "ganar la partida"? Los seres humanos tendemos a no evaluar que nosotros somos
parte de una relación y no nos ocupamos lo suficiente de lo que está
aconteciendo dentro nuestro.
Ya hemos visto en "Favoreciendo el Encuentro" y su ejercicio cuàn importante es poner en palabras, compartir con la otra persona lo que estoy sintiendo mientras me relaciono, lo que me pasa en ese intercambio, còmo me afecta, què me produce; de igual manera, recibir esta misma informaciòn del otro: ambos construimos este vìnculo. Mas para generar este enriquecimiento, he de darme tiempo a mì mismo/a para sentirme y no escapar de lo que siento; o al menos, si escapo que lo haga como decisiòn, con claridad de elegir no seguir sintiendo lo que siento. Ya esta actitud me saca del autoengaño y del engaño al otro, aunque ni siquiera pueda ponerlo en palabras y cambie de tema.
El hacerme responsable de mis emociones, tomar contacto con ellas,
abrirme a la vivencia de es lo que es, me lleva a ser más íntegro/a y presente.
Siendo el que soy, dando cabida a mi
sentir, sin intentar evadirlo, ni forzándome a sentir lo que
debería, me torna más
auténtico conmigo mismo/a y a partir de ahí con el otro.
La calidad de encuentro en el mundo intrapersonal y en el interpersonal puede verse mermada e incluso ir en desmedro sino nos apropiamos de lo que sentimos y de
nuestras necesidades emergentes. Podemos depositar en el otro lo que hemos de atender para y por
nosotros mismos. La dependencia emocional, la confluencia ("pegoteo"), la
proyección, son ejemplos de un déficit en responsabilizarnos de
nuestro sentir.
Cuanto màs permiso me doy para reconocerme en lo que siento, màs voy puliendo mi alfabeto emocional, màs me enriquezco, menos me autoengaño. Y logrado adentro ... ¡vamos al afuera!
Muy bueno!!! Abrazo
ResponderBorrar¡Gracias!
BorrarEs necesario poner en claro nuestros sentimientos y poder elegir. Muy bueno Aida!!
ResponderBorrargracias por compartirlo. Besos
Cuanta más claridad tengo en mis emociones, más amplío mi abanico de elecciones. ¡gracias!
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